martes, 24 de marzo de 2009

Jesucristo y la Teoría del color

Mal momento y mal lugar para ser atacado con las ansias de terminar un trabajo, el Parkinson te ataca y ¡pum! te saliste de los bordes. Te sales una vez... -¡Maldición!, no me saldré más, lo prometo. Acto siguiente: -¡Basta, basta, basta!- mirando con rabia el pincel; -Ya cagué, ¿qué hago?.

De este encango aprendí muchas cosas, aunque al momento de escuchar las indicaciones me sentía más perdida que el Teniente Bello, lo de los colores es relativamente simple, comprensible, y nada del otro mundo, pero definitivamente es lo que le da la intensidad a la existencia, que casi siempre, tiende a ser un poco monocromática, tal como monótona y todo lo que empieze con mono (incluyendo los monos que me dan en las mañanas).

Sólo subo 1 foto, ya que la calidad de la segunda es deplorable.

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